lunes, 17 de mayo de 2010

ayer ganó el barça y hubo bastante euforia, momentos de esos de gallina de piel, como diría cruyff. hoy es diferente, de todas maneras: un lunes como cien mil más, con las ganas de trabajar yéndose por el desagüe junto con las ganas de vivir. seguro que hay gente a la que le apasiona su trabajo. bien, brindo por ellos, pero no es mi caso. me miro en el espejo y sólo veo una camiseta blanca llena de agujeros. mi camiseta favorita, pienso, llena de heridas después de tanto tiempo

he leído en la edición digital de el país algo sobre ted hughes. no me gustan los poetas, o no me gustan los poetas que se llaman a sí mismos poetas, con todas las letras, llenándose la boca con la palabra y el concepto. me gustaba sylvia plath, aunque es fácil que te gusten los suicidas. celan, costafreda, ferrater, pavese, todos esos. los suicidas caen bien cuando tienes veinte años. los suicidas y los muertos jóvenes, beber absenta, fumar mierda, no lavarte, todas esas cosas que te hacen ser cool y follable. en fin, que las mismas ovejas y los mismos rebaños

la música es un bucle en el que bruce springsteen confunde una canción con otra porque todas son iguales. alguien tendría que matar a bruce springsteen, alguien como un fan celoso y obsesivo, otro mark david chapman que después se atreviera a destripar a christina rosenvinge, por ejemplo. la mañana se hace eterna en el spotify, otro aburrido campo de concentración. bostezo, pierdo el tiempo, la cabeza, me lavo las manos antes y después de mear, le enseño los dientes a la pantalla del ordenador, hago chas! y aparezco a tu lado

un segundo antes de desconectar: fotografías sucias, chicas pelirrojas que se prostituyen ocasionalmente, imágenes en las que se confunden la pornografía y el arte, varón, nacionalidad española, miope y diez centímetros menos que la media, buenas noches