jueves, 29 de abril de 2010

escucho canciones de los pixies al azar. acaba de sonar el teléfono y he hablado con mi hermano mayor durante una hora o más. dos vidas y dos concepciones del mundo separadas por —grosso modo— ocho mil cincuenta kilómetros, un océano negro y cien mil millones de peces abisales. me duele la cabeza de escucharme y preferiría estar solo: soy una puta máquina de huesos