lunes, 29 de marzo de 2010

(es un sueño sin luz, como de bosque oscuro. no puedo verla pero sé que lourdes está cerca. me duele el cuerpo, digo. no tienes piel, responde ella. si te abrazo, sangrarás. no importa, respondo. soy casi un fantasma, añado)

(antes de eso sueño con una calle empinada, hecha de tramos de escalera de metal, cemento y cristal que se va transformando en laberinto. subo con una mochila llena de regalos que pesa demasiado. antes de eso beso a una chica en un bar de viejos lleno de humo. antes de eso bebo zumo de melocotón y miro por una ventana con la sensación de estar en china, cerca de la presa más grande del mundo. antes de eso hablo con un payaso que me pregunta con insistencia por qué no hemos ido. os esperaba en el vestíbulo, dice. antes de eso me cuesta dormir y después de eso, también)

(es un sueño sin luz, me digo, como de bosque oscuro lleno de peligros. bosque sin migas de pan, sin luna, sin estrellas. bosques con urbanizaciones enteras de casitas de chocolate, sucias y dulces como coños. un sueño donde no puedo dar un paso más y donde sé que lourdes está ahí, mirando mis pocos movimientos, trazando una gráfica precisa de mi mediocridad. es por eso que ella sabe que no tengo piel, que sangraré si me abraza, que sabe que me duele el cuerpo aunque no se lo diga. que también sabe que soy casi un fantasma aunque calle todo el tiempo, porque para ella he empezado a desvanecerme y pronto apenas seré nada dentro de sus ojos)

(pero antes de eso sueño con un bar donde cuerpos inmóviles y viejos mueven fichas de dominó sobre mesas demasiado gastadas. la chica bebe vino de color sangre y me besa antes de marchar. es ella la que me da la bolsa con regalos. ahí los tienes, dice. espero que le gusten, añade. tu zumo vale un euro y se lo tienes que pagar a él)