viernes, 5 de febrero de 2010

uno. puedo hacer un millón de cosas, abrir ventanas, cerrar puertas, prenderle fuego a ese montón de escritos que guardo con celo. elijo no hacer nada, contemplar cómo nunca pasa nada, ni aquí ni allí ni en la piel del lemur

dos. el secreto está en la masa y todo el mundo lo sabe. así, ellos —en genérico— están predestinados a asumir los roles importantes en esta historia. hasta tú, lector o lectora, tendrás una estatua en la plaza donde te pelabas las rodillas hace veinte años o, mejor aún, diez minutos en un programa de televisión, no importa cuál ni de qué hables

tres. es viernes. una semana más es viernes, chaval