lunes, 14 de diciembre de 2009

las palabras de míriam son las palabras de begoña. entre ambas, yo, incapaz de levantar la vista del suelo. las dos con la misma visión del monstruo, el teléfono sonando, el ardor de estómago, el frío gris en la nuca y las navidades como un desierto helado. no puedo decirle a nadie dónde estoy mentalmente

(tengo veinticuatro años y hace un mes que estoy ingresado en el parc taulí. el ritmo de las deposiciones fluctúa entre las veinte y las treinta. para dormir me inyectan algo agradable y esponjoso: la paz blanca de los yonquis. los primeros días tengo un viejo en la cama de al lado. después, un chico joven con lo mismo que yo. después, un tío con infarto y bigote. después me quedé solo)

(arroz hervido, pescado hervido, biscotes, jamón dulce, leche en polvo, zumo de melocotón, dulce de mebrillo. pastillas pequeñas y blancas tres veces al día en vasos diminutos de plástico blando. análisis de sangre todos los lunes. la rutina se distrae pensando en la comida, en la merienda, en la cena. cuarenta años en la cárcel. a veces viene oriol y me trae el egin. me ducho diez veces al día o más. hay una enfermera de sesenta años que es una hija de puta. la doctora de planta es otra hija de puta. sólo me gusta la enfermera de las gafas redondas. es la única persona que hay aquí dentro)

(mi cara desencajada en el espejo del cuarto de baño. son las cuatro de la mañana y míriam duerme. pienso en esos días en el hospital, en el edredón azul con lunas naranjas que me tapaba hace un momento, en la sombra de la ventana, que parece una cara con la boca abierta, riéndose, en la luz amarilla de la calle, en la puerta cerrada de la habitación. pienso de nuevo en el hospital y en mi cara desencajada con el mismo rollo de siempre. me limpio)

soy un muro, pero creo que a míriam no le importa, o le importa, sí, pero sólo dos minutos. es diametralmente diferente de begoña. ella se desesperaba con mi falta de interés por todo. he estado varias semanas sin saber nada de ella. hoy me ha escrito y me ha contado de estos días. he sentido como si algo me mordiera la garganta. inevitablemente, es desaparecer de las vidas de los demás