jueves, 22 de octubre de 2009

después de eso vino un documental sobre marianne faithfull en el trenta-tres que me aplastó un poco. su carita brillaba en la pantalla, sus canciones me aburrían, todo el mundo tenía imborrables —hermosos, duros, horribles, luminosos— recuerdos de ella, pero yo no era capaz de ver más allá de la veinteañera con una jeringa colgando del brazo mientras todo dios se la follaba. después empezó a llover y ya no pude dormir más de dos horas seguidas