domingo, 3 de mayo de 2009

la felicidad es una droga, una cadena de reacciones químicas que condicionan nuestra percepción de la realidad y de nosotros mismos. los seis goles del barcelona al madrid sirven para poder aparcar durante un rato largo la sensación histérica de estar siempre a punto de derrumbarme, de cagarme encima. esa presión muchas veces es inaguantable: es imposible disfrutar del camino de ida a la molina. el dolor y el miedo arrinconan el paisaje y la conversación. la sola idea de no poder más me absorbe hasta reducirme a nada, y así es imposible ser feliz

(la felicidad es un puente que pasa por encima de cualquier desierto. los abrazos de quien quiero son ese puente. desde allí no existe el miedo)