viernes, 20 de marzo de 2009

en la mesa de al lado, el poeta escribe en una moleskine roja, bebe voll-damm y fuma marlboro. se me hace difícil estar delante de ti, así, mirándote a los ojos y sabiendo que nada te hace ilusión, dice begoña. nos miramos a los ojos. apenas sé qué responder. me gustaría tener un montón de cosas bonitas para darte, le digo, pero mentiría. nada me hace feliz, o nada me hace tan feliz como para que tú puedas notarlo. sólo sobrevivo. el poeta llama por teléfono, cuatro palabras roncas, otra cerveza más. hay una luz amarillenta en el bar en el que estuvimos la última vez. el camarero de hoy es pelirrojo. la chica del poeta ha llegado, es delgada y le acaricia las mejillas con ternura. es entonces que suena el teléfono y begoña tiene que marchar

al salir, caminamos el uno junto al otro hasta la esquina de fontanella con les moles. apenas hablamos, nos abrazamos, otro día más en las calles llenas de turistas