domingo, 22 de marzo de 2009

domingo de primavera cálida y brillante. domingo de cerrar los ojos al sol y sentir en la piel el movimiento de las nubes. si miras detrás de los ojos de la gente verás que no hay nada

domingo de esponja y cepillo, de agua y jabón. betty, mi bulldog inglés de seis años, volverá a ser una perrita esponjosa de color café. su cuerpo caliente tiembla un poco mientras termina de secarse. escucho música, me duele el cuerpo, intento retener recuerdos antes de que se rompan como cristales

(una mujer en una mesa cercana. a su lado, un golden retriever muy joven. son las diez de la noche, algo para cenar, una cerveza, un café, un vasito de licor de melocotón, otro vasito más, fuma, ríe, habla con el camarero que empieza a recoger las mesas: él se llama víctor y es rumano. me fascina la frágil belleza de la mujer. delgada, de baja estatura, con los dientes grandes y castigados por los excesos, es, pese a todo, atractiva. una bolsa de nostrum, la casa de comidas preparadas. pasará el domingo sola, puedo imaginarla sin esfuerzo. la miro de reojo: ella no lo sabe pero es transparente)