sábado, 3 de enero de 2009

quieres que te la chupe?, me pregunta ella. no, sólo si realmente es lo que quieres hacer, respondo. no, prefiero que no, contesta. ya sabes que sólo me gusta hacerlo cuando yo quiero, añade. qué sentido tiene que me preguntes, entonces? si te hubiera dicho sí, tu respuesta habría sido la misma, no?

(silencio. míriam está sentada encima de mí, a horcajadas. en la televisión encendida, las ruinas y los muertos en gaza. ya no iremos al cine. la crema de calabaza tintinea en el microondas. acaricio sus muslos. la tristeza me ha quemado por dentro pero ella es incapaz de darse cuenta)