jueves, 16 de octubre de 2008

leo artículos atrasados sobre murakami mientras espero que sean las doce para poner a grabar los capítulos de dexter. intento concentrarme pero me cuesta. hay mucha información que no necesito porque, básicamente, murakami me aburre. me aburre como me aburre todo, de una manera discontinua, a saltos, a veces sí, a veces no, como con pequeños chispazos que hacen que la vida se aletargue dentro de mi cabeza

aburrir una tonelada de libros y un millón de películas. aburrir un océano de canciones y mil citas. aburrir recuerdos y proyecciones. aburrir todos los planes de futuro, las pajas mentales, aburrir amigos y mentiras, amores, polvos y todo lo que tenga que ver con estar vivo. aburrirlo todo como un proceso inexorable, una especie de cuesta abajo sin momento cero contra el que recuperarte o destrozarte

sentir vida exactamente de la misma manera eléctrica, compensándose mientras me desnudo y dejo de fingir. un segundo antes de ducharme soy yo de verdad, desnudo ante el espejo y descalzo sobre el suelo helado. en ese momento sólo yo sé qué mierda tengo en la cabeza, creciendo hermosa y triste y silenciosa