lunes, 13 de octubre de 2008

al salir del trabajo me he encontrado con paco y hemos hablado de naderías. tenía manchas oscuras en su camisa de cuadros, a la altura del pecho. he imaginado manchas de aceite, pero realmente podían ser de cualquier cosa. el aceite de las latas de atún. la cera de las velas. luego pasaré a pagarte la cerveza del otro día, le he dicho. claro, allí estaremos. ahora voy al estanco a comprar tabaco. bien, entonces. déjame ver cómo se desvanece la conversación, pensé

es un día horrible, resbaladizo y metálico, caliente como una plancha de hierro al fuego, sin sol. amarillean las hojas de los tilos y aún ves a chicas con sandalias por la calle

encontré un sobre en el buzón para mi hermano. el remite era alguien en alemania con la letra difícil de entender

también sobres de banco diciéndome que cada vez debo más con la puta visa, pero no es algo que me preocupe demasiado, porque el chucrut que abrí antes de verano todavía estaba bueno, allí, al fondo de la nevera. lo consideré una señal de dios y supe que ya no moriría nunca