lunes, 25 de agosto de 2008

lourdes duerme a mi lado. todavía no es de día porque siempre me levanto antes de que el sol salga del todo. aún no he decidido dejar de tomar la medicación y empiezo el día así, asustado, con la rutina de pildoritas y todo lo demás. también le mando un sms a bego para no perderla en estos días sin vernos. después, vuelvo a la cama y intento dormir un rato más

lourdes duerme a mi lado. treinta centímetros que separa su paz de mi infierno, el que se enreda en el aire de espirales que teje el ventilador del techo. mis demonios sin hacer ruido. me pongo a pensar en guarradas para pasar el tiempo. llevo un montón de días sin correrme y ya no siento nada de deseo. es una sensación agradable y cómoda. pese a ello, sigo pensando en guarradas. mi favorita es, con diferencia, la de ponerle a anna un collar de perro y follarle la boca de pie, tras la puerta de entrada, hasta llenarle la boca de leche y las mejillas de bofetones. esa mujer es sólo un agujero en el que calmar mis ganas de follar, algo casi tan sucio como una alcantarilla después de una lluvia torrencial. no me masturbo, no. me distraigo, el sueño viene, me abraza y cuando quiero darme cuenta, el sol está entrando con fuerza por la ventana

lourdes despierta a mi lado y sonríe y sonrío y sonreímos. déjame preparar a mí el desayuno, sí?