miércoles, 26 de marzo de 2008

hoy todo fue deliciosamente gris, átono, poderosamente metálico. desde mi imagen gastada en el espejo, con unos pantalones demasiado grandes y barba de una semana, a los diferentes trabajos —dípticos, carteles, plafones y un largo etcétera de papel manchado— que fui perpetrando con interés cambiante, pasando por la red inmensa de túneles que son las tonterías en las que pienso porque soy incapaz de dejar de pensar en todas las direcciones

una pausa en ese movimiento errático son los correos electrónicos que cruzo con mis amigos en los que parezco un imbécil sin sentido del humor. otra pausa es la paja que me hago mirando fotos de yolanda morín. eyaculo un semen amarillento que no huele a nada

el sábado es casi el mejor día de la semana, pero eso todavía es una nubecita lejana. imagino una bala infinitamente lenta que alguien me dispara. puedo cruzarme en su trayectoria a sabiendas de que no sucederá nada: el metal avanza de una manera imperceptible, desafiando todas las leyes físicas. puedo salir a su encuentro y esquivarla en el último momento. puedo jugar con ella como si jugase con el viento en el asiento del copiloto, con la ventanilla bajada y la radio hablando de la muerte de richard widmark. puedo jugar con esa bala a que yo no moriré nunca