sábado, 19 de enero de 2008

más de medianoche y todas las palabras (las desordenadas de joaquín andrada-vanderwilde, las de antonio santos y las mías) se apelotonan alrededor de una, dos, tres, veinte cervezas. contarnos la vida en ese momento es una libertad preciosa. confesiones sobre la vida íntima de cada uno. apenas miro a los ojos. estoy esperando que suceda algo, algo así como un monstruo marino o una explosión de gas. en el bar de siempre apenas pasan cosas y ésta es una noche más, rodeados de jauría. tino, ponme una copa

(cómo me gusta tu beso, tu abrazo, la sensación acogedora de saber que estás, aunque sea vagamente o aunque sea mentira)