miércoles, 30 de enero de 2008

conozco mi enfermedad mejor que muchas cosas de mí mismo. eso no me sirve ni para vencerla, ni —tan siquiera— para conseguir unas míseras tablas. pero hoy es diferente. hoy me siento fuerte por primera vez desde hace semanas

(desnudo en la camilla, y con el cuerpo atravesado por veintiocho agujas de acupuntura, respiro relajadamente por la boca. siento el calor de una bombilla anaranjada y el ruido leve del calefactor. con los ojos cerrados, ya no estoy allí. estoy en cádiz y es el sol y es el mar y no hay nada más que yo mismo y mi cuerpo. y esta vez sí, lo sé seguro)