domingo, 30 de diciembre de 2007

domingo de resurrección. me noto bien, lo suficientemente bien. me hipnotizo con betty cuando me siento a su lado en el suelo y la abrazo, acariciándole las orejitas. ella tiene sueños perrunos con gemidos chiquitos, como notas musicales. toda la ropa en la lavadora, una ducha, un poco de afeitado, limpiar las gafas por primera vez en ni se sabe. esta tarde habrá visita: los restos de la familia de mi hermano, su ex y el niño. pienso en a qué hora largarme para perderme las preguntas de siempre. ni le interesa saber cómo estoy, porque es algo que se nota a treinta kilómetros de distancia, ni yo quiero perder un minuto de mi tiempo sonriéndole las tonterías que se dicen en estos días. ese tipo de conversaciones de cortesía son odiosas. no me apetece ver a nadie. además, tengo la boca llena de arena y sólo diría desiertos o cosas peores