domingo, 2 de diciembre de 2007

daniel y yo caminamos por la calle, por cualquiera de esas que hacen el barri antic de manresa, todas tan parecidas. él va por la calzada y yo por la acera, hablando y fumando. no pasan coches y apenas hay gente. un montón de pisos en obras, letreros de rehabilitación de fachadas, estructuras de hierro, andamios, arena y cemento. sin darme cuenta, la distancia entre él y yo se ha hecho infinita. la acera se ha convertido en un muro y no sé de qué manera bajar. tengo miedo. varios metros más abajo, daniel me grita que camine con cuidado hasta el poste que aguanta el foco de la obra. son sólo unos metros, puedes hacerlo, no mires abajo, desde allí te descuelgas abrazándolo, es fácil. me veo incapaz de llegar allí y sólo quiero que esto se acabe de una vez. despierto. todavía no es de día