lunes, 10 de diciembre de 2007

antes de irse de casa para siempre, mi padre viajaba mucho. en casa había un cajón lleno de chocolates de un montón de sabores diferentes. a veces nos traía regalos. recuerdo una gaita de juguete y un nombre, ponferrada. no sé por qué he recordado ésto. miro horarios en la página web de renfe. el tren, si salgo esta noche a las ocho en punto, me dejaría allí mañana a las siete y once minutos. imagino la ciudad húmeda y a oscuras, apenas iluminada por una luz amarillenta que se desdibuja en la llovizna, una ciudad-páramo que no conozco y así, muerto de frío, pensando en por qué una gaita, por qué treinta y dos años más tarde hago ese viaje absurdo y qué mierda espero encontrar allí, así, repito, busco una dirección apuntada en un papel para poder dormir un rato antes de