viernes, 9 de noviembre de 2007

una librería de color rojo por fuera. miro estantes, tomo libros y hojeo con interés cambiante. pocos volúmenes, escogidos, todo mezclado. autores por orden alfabético. las dependientas hablan. dos dependientas que hablan en ese tono que odio, encantadas de escucharse la una a la otra y, sobre todo, de que las escuchen. nadie más en la librería, o sea que es para mí. soy el único espectador de esa obrita menor que interpretan para mí. hablan de gente que yo también conozco y se dan consejos, previniéndose. el mundo aquí es muy pequeño y casi todo el mundo sabe quién es casi todo el mundo. y yo tengo dos dependientas para mí, dos dependientas que me dejan hacer y tocar y leer y pensar mientras se hablan y se quejan. está bien, aunque todo sean tonterías. compro rant, de palahniuk. es un regalo para juank. meto en la bolsa los libros que saqué esta tarde de la biblioteca y pago con tarjeta. camino deprisa al volver a casa. cada vez hace más frío, pero encontrarme con david f hace que al menos podamos reír mientras subimos la calle padró con las manos en lo más profundo de los bolsillos y los pies helados