martes, 27 de noviembre de 2007

hace días leí lucille, de ludovic debeurme. el descenso al infierno de la anorexia y la redención mediante el amor. para nada una historia infantil o dirigida a un público femenino. no. si ahora me cruzo por la calle con una chica flaca-hasta-morir, pienso si ella será lucille. me pregunto si ella también tendrá valor para huir con arthur, con vladimir. para mandar a la mierda a su madre y dejar de vomitar. para mirarse al espejo y quererse, y confiar

pero no. ahí están las dos, la una del brazo de la otra. hace mil años que las veo así. debe de ser cuatro años mayor que yo y ahí sigue, exactamente igual que cuando éramos pequeños, cada vez más evanescente, más liviana, más mínima. me pregunto si no tendrá frío en los pies porque aún lleva sandalias

pienso demasiado en los pocos minutos que estoy en la calle, siempre yendo a o viniendo de. cada pequeña tontería me lleva a otra y, así, vivo mil vidas en cuatro minutos. todas iguales y ridículas, pero todas llenas de flecos por los que empezar a descoser la mantita de la realidad. un tipo saluda con la mano. no sé quién es pero devuelvo el saludo. ya casi es miércoles y he dejado de pensar en la anoréxica para pensar en