y más cosas
como que el dolor de espalda es intermitente y tan caliente como el sol o cualquier otra estrella. es como un fuego clavado en los hombros que me recuerda constantemente que estoy vivo
vivo y pesado como metal líquido
y mientras, helado con muchas cosas en las escaleras de la catedral
y mientras, chiquillos hablando en un corro ruidoso y padres con críos chicos, más aún
y también viejos andando más rápido que uno y el sabor de la canela y las ventanas abiertas de par en par y el mar y su eco
todo reverbera recordándome qué soy, que soy
y quién también
esperando el autobús